El otoño es la temporada en que las hojas caen de los árboles, el clima se hace más moderado y los días y las noches tienen la misma duración.
El otoño es la estación del año que comienza con el equinoccio de otoño (entre el 20 y el 21 de marzo en el hemisferio sur y entre el 22 y el 23 de septiembre en el hemisferio norte) y que termina con el solsticio de invierno; alrededor del 21 de junio en el hemisferio sur y el 21 de diciembre en el hemisferio norte.
Esta estación tiene una duración promedio de 83 días cortos, 14 horas y 24 minutos, aunque se debe tener en cuenta que con el calentamiento global ninguna estás épocas es exacta.
En éste período, las hojas verdes de los árboles se vuelven amarillentas y marrones, se secan y caen ayudadas por el viento que sopla con mayor fuerza. La temperatura comienza más fresca.
Las plantas sufren muchos cambios de temperaturas y humedad, estas son dos de las condiciones que más afectan los jardines.
Debido a los cambios radicales de temperaturas y humedad el trabajo en los huertos debe ser meticuloso y cuidadoso.
Tanto en el hemisferio norte como en el sur, el otoño es la estación de las cosechas de maíz y girasol.
Además de los cambios en las plantas, en otoño se debe pensar en consumir alimentos de alta concentración energética: semillas, leguminosas, aguacates, frutos secos y picantes como el ajo, jengibre, clavo, pimienta, para que nos ayuden a conservar el calor interno.
Características del otoño
Es una de las cuatro estaciones, situada entre el verano y el invierno. En sentido literario, el otoño, representa la vejez en sentido figurado. A partir de esta estación las temperaturas comienzan a hacerse más frías.
En esta época del año los árboles pierden sus hojas y su verdor, la energía que antes se concentraba en las hojas se recoge hacia las raíces para mantenerse durante los meses fríos. Las hojas de los árboles cambian y su color verde se vuelve amarillento hasta que se secan y caen.
Problemas comunes en otoño
Esta estación obliga al organismo a una serie de adaptaciones. Hay que prepararse frente al descenso de las temperaturas y eso lo hace el cuerpo a través de un mayor consumo de energía que precisa el centro cerebral de regulación térmica. Ese mayor gasto energético es uno de los factores que influye en el descenso de la capacidad de defensa frente a los gérmenes.
El tiempo húmedo y templado es propicio para el desarrollo de muchos virus y bacterias, lo que aumenta el peligro de infecciones, especialmente del aparato respiratorio cuando los peligros del verano se centran más bien en las del aparato digestivo
Comentarios
Publicar un comentario